El titular de la Central de Trabajadores de la Argentina, Hugo Yasky, criticó el paro que desarrollarán el martes los principales sectores del transporte –aseguran que no habrá colectivos, trenes ni subtes, así como tampoco circularán camiones–, acusó a los referentes de esos gremios de ser “amigos de los grupos de poder” y concluyó que desarrollar esa medida de fuerza “contra el Gobierno” nacional es “hacerle el juego a la derecha”.
–¿Qué opina sobre las demandas que los referentes sindicales de los sectores que protagonizan la medida esgrimen: paritarias libres, la modificación del impuesto a las Ganancias y medidas contra la inflación y la inseguridad?
–Es un paro que se inscribe dentro de una estrategia de la oposición que tiene como único objetivo crearle al Gobierno una situación de desgaste. Se trata de un paro que cuenta con el apoyo implícito de los sectores del poder económico, la Sociedad Rural, los grandes grupos empresarios, que se lleva a cabo en medio de una embestida de los fondos buitre, que insisten en hostigar al país. De manera tal que este paro no tiene nada que ver con los intereses reales de los trabajadores.
–¿Considera que son motivos inexistentes o que un paro no es la manera de encontrarles solución?
–Lo que esgrimen como motivos del paro son demandas que no tienen sustento en la realidad. Hace 12 años que el movimiento sindical tiene paritarias libres y es la primera vez que sucede eso en la historia de la Argentina; el Consejo del Salario funciona año tras año de manera ininterrumpida; se generaron más de cinco millones de puestos de trabajo que, además del beneficio que significó para la clase trabajadora, le valió al sindicalismo una recuperación de volumen y protagonismo en la sociedad. Entonces, resulta incomprensible que estos dirigentes sindicales convoquen a una medida de fuerza como si estuvieran enfrentando a un Gobierno que hubiera reprimido al movimiento o condicionado la libre discusión de los salarios. Eso no se corresponde con la realidad.
–En lo que va de 2015, el gobierno nacional modificó las alícuotas del Impuesto a las Ganancias, sin modificar las escalas. ¿Fue suficiente la modificación?
–El problema del Impuesto a las Ganancias sólo puede resolverse con una reforma tributaria integral que cambie la orientación de todo el sistema para que los que tienen más paguen más: hay que avanzar con impuestos a la renta financiera, a la extracción minera, a los terratenientes, a los grupos concentrados del sector financiero que especulan con transacciones en dólares y en ese contexto, resolver el tema del Impuesto a las Ganancias modificando las escalas y modificando las alícuotas para que sea definitivamente un impuesto que recaiga sobre los sectores que más ganan. Pero es un impuesto que tiene que seguir existiendo. Aquellos que se llenan la boca hablando de ese impuesto no hablan del IVA, que perjudica a más trabajadores y en mayor medida. El IVA lo paga el que cobra un plan social en la misma proporción que el que tiene fondos en los paraísos fiscales. Hay una gran hipocresía en el reclamo, entonces, lo que explica que estos dirigentes tengan buena sintonía con (el jefe de Gobierno porteño, Mauricio) Macri, porque en el fondo utilizan el tema del Impuesto a las Ganancias para proponer un país en el que el Estado no intervenga.
–A mediados de mayo, el ministro de Economía había pedido “racionalidad” a las exigencias de los gremios. ¿Puede ser interpretado como una limitación?
–En absoluto. Hoy está claro que la inflación proyectada para el año 2015 va a estar en un 25 por ciento en los cálculos más pesimistas. Si las paritarias se discuten en una franja que está cercana al 30 por ciento, está claro que se está discutiendo por encima de la inflación e incluso se están recuperando los cuatro puntos que se perdieron el año pasado. Hay sindicatos, como el metalúrgico o el bancario, que a través de mecanismos como la participación en las ganancias, han encontrado la manera de superar incluso esos puntos de recuperación. En un escenario mundial de derrota, en el que se congelan salarios y se retroceden las conquistas de los trabajadores, plantear una medida de acción contra un gobierno que está siendo cuestionado por los sectores del poder económico porque no recorta salarios, porque no reduce los presupuestos y porque sigue aplicando políticas de las que se denominan populistas y estatistas, como dijo el presidente de la Sociedad Rural hace una semana, es hacerle el juego a los sectores de la derecha. Hacerle un paro a este gobierno en estas circunstancias es pretender llevar a los trabajadores a enfrentar a quienes, en última instancia, representan sus propios intereses.
–¿Cómo analiza en ese marco el caso de los paros del gremio de los aceiteros?
–El paro de los aceiteros así como el de los bancarios, que se realizaron en el marco de una discusión paritaria con sus patronales, son absolutamente distintos. En ese caso la legitimidad de la medida de fuerza está fuera de discusión. Son medidas de fuerza dirigidas a patronales; echar mano de un paro para poder volcar a favor de los trabajadores la discusión salarial con las cámaras patronales es absolutamente legítimo. Pero otra cosa es tener relaciones amistosas con los grupos empresarios y hacerle el paro a un gobierno nacional cuyas políticas son cuestionadas por la clase a la que pertenece a esos grupos empresarios.
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